A lo largo de nuestras vidas orientadas hacia el trabajo, muchas veces nuestros empleos y empresas se convierten en nuestro objetivo principal y nuestros seres queridos pasan a un segundo plano. Una y otra vez, hemos sido testigos de la gravedad de los problemas que surgen cuando las personas toman decisiones basadas en búsquedas aleatorias de Internet con patrones automáticos y convencionales sin saber a qué tipo de riesgos legales, administrativos o penales se exponen. Un abogado nunca debe ser la persona a la que usted consulta después de que todo ha salido mal.
Es posible que su empresa necesite a un abogado que la conozca muy bien, que esté al tanto de sus objetivos, que sepa cuáles son sus puntos fuertes y débiles de la misma manera que usted lo hace, que pueda preparar sus contratos, administrar las relaciones con entidades reales y compañías con las que usted coopera, brindarle apoyo legal activo, recomendaciones y asesoría para todo tipo de operaciones y objetivos, además de ofrecerle apoyo legal y financiero para estrategias de crecimiento internacional, mostrarle los detalles que podrían indicar la dirección correcta, preparar informes y realizar una evaluación de la situación.